lunes, 31 de mayo de 2010

Guillermo Comenge Valencia

El bosque

En el norte de España, en los Pirineos, hay un valle oculto entre las montañas, el Valle de Arán. Destaca por su vida animal y vegetal. En un pueblo, Artíes, vive una familia, la madre, el padre y un hijo. Se dedican a la caza. El padre caza con el hijo, y la madre se encarga de vender la piel y la carne.

Una tarde de diciembre, en lo más alto de la montaña, padre e hijo recechan a un corzo. Llevan siguiéndole horas y creen que es un buen trofeo, a juzgar por sus huellas. Cada vez hace más y más frió y la noche se acerca lentamente. Por fin, tienen el corzo a tiro. El padre deja tirar al niño, todavía inexperto. Tira y falla. El padre se enfada y decide seguir pisteando la pieza. Es un animal excepcional. El niño, enfadado consigo mismo, se queda en el lugar.

La noche gana terreno y el padre todavía no ha vuelto. Ya casi a oscuras el hijo oye dos disparos seguidos. Cree que por fin habrá matado al corzo. Se adentra rápidamente en el bosque, para ayudar a su padre a llevar la pieza abatida. Y sin darse cuenta, de pronto, se encuentra en mitad de la espesura completamente a oscuras.

El niño atemorizado grita:

-¡Papá! ¡¿Me oyes?! -No responde nadie.

Un rugido en el bosque le asusta. Reza para que no le pase nada. Los rugidos se escuchan más cerca. Finalmente el niño oye un crujir de ramas, no ve nada y está aterrorizado. Un temible oso pardo aparece entre la maleza, él puede ver el brillo de dos pequeños ojos; pero en lugar de atacarle, el oso se detiene.

El niño, muy sorprendido, se queda petrificado. El oso se acerca. No se sabe por qué, pero el animal muestra síntomas cariñosos. El niño cae desmayado ante sus pies. El oso se cierne sobre él y le acurruca, como una gallina a un huevo.

Mientras, el padre, creyendo que el niño había vuelto a casa, regresa también al pueblo. Al llegar pregunta a su mujer.

-¿Dónde está el niño?

Ella contesta:

-¿No está contigo?

-¡Creí que había vuelto!

El padre, muy asustado, regresa al bosque. Pero es tal su prisa, que en el camino tropieza con una piedra y cae al suelo inconsciente. Horas después se levanta, confuso, y se adentra rápidamente en el bosque. Está a punto de amanecer. De repente se encuentra con un zapato del niño y teme por su vida. Más adelante oye ruido. Se encuentra con el oso y, entre sus brazos, a su hijo. Éste despierta y corre hacia su padre.

-¡Papá! ¿Dónde has estado?

El padre contesta:

-Hijo mío, no me di cuenta que te habías adentrado en el bosque, lo siento.

Con cara feliz, el niño responde:

-No importa, papi, este amable oso ha cuidado de mi toda la noche.

El oso les mira y se va. Ha ayudado a una pobre criatura a sobrevivir una noche entera en la montaña.

El padre da gracias al bosque por haberle devuelto a su hijo, y es que la naturaleza no es nuestra enemiga.

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