Jaime: El otro día oí hablar sobre una pulsera muy famosa que se llama power… no se qué.
Juan: ¿Una power balance, quizá?
Jaime: Sí. Dicen que te ayuda a concentrarte mejor y te proporciona resistencia y equilibrio. Parece que es un éxito. ¿Tú la has probado?
Juan: Sí, yo la tengo. Todo lo que has dicho es cierto.
Jaime: Han dicho en las noticias que no servía para nada, que era una estafa. Me gustaría probarlo, a ver si es verdad.
Juan: Toma, póntela.
Jaime: Esto es mentira. ¿Cómo una pulserita me va a proporcionar más equilibrio con sólo ponérmela? Es mentira.
Juan: Tienes que poner los brazos en cruz y apoyarte sobre una pierna.
Jaime: ¿Así?
Juan: Sí. Ahora voy a tirar de tu brazo para abajo y, así, desequilibrarte... Y ahora que lo has probado con pulsera, te voy a hacer la misma prueba sin pulsera. Verás cómo te desequilibras…
Jaime: Es verdad. ¡Si no lo veo no lo creo! ¡Es asombroso! No sé por qué dicen en las noticias que es una estafa…
Juan: Yo opino lo mismo. La llevo todo el día y funciona. A los profesionales del golf y natación, que yo sepa, no les dejan llevarla en competiciones. Creo que debe de tener algo, debe de ser efectiva, por poco que sea.
Jaime: ¿Y cuanto cuesta?
Juan: Pues, unos 35 euros.
Jaime: Es demasiado cara. Seguro que el fabricante se estará forrando. Seguro que no le costará más de 50 céntimos fabricar una, y ¡luego las vende a 35 con la excusa de que te proporciona equilibrio!… ¡Ya está! El negocio perfecto.
Juan: No te digo que no; pero mientras a mí me funcione, me da igual que cueste 35 o 50 euros.
Jaime: Ya entiendo lo de las noticias. Dicen que es una estafa, para que la gente no compre; pero en realidad, no es un timo. O si no, ¿por qué le prohíben a un profesional del golf llevarla en competiciones? ¿No era una estafa?
Juan: Estoy de acuerdo contigo. El otro día me fui a jugar un partido de golf y lo noté ¡Funciona!
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